martes, 17 de octubre de 2017

Leyendas


Me gustan mucho las leyendas.
Esa mezcla intangible de verdad-mentira, realismo-surrealismo…
Hay leyendas urbanas, leyendas rurales, (no olvidarse, por favor de la famosa ”luz mala”), leyendas históricas, deportivas,  yo que se…

Incluso, se puede “inventar” cada uno alguna leyenda.  
Por ejemplo, yo me inventé una hace un rato, un poquito antes de escribir esto.  
Leyendo a Galeano y su maravilloso libro “El fútbol a sol y sombra”, me topé con una gloria del Peñarol  mas fantástico de todos.  Ese que es leyenda para mi porque no lo vi, el de la década del 60’ que deslumbró al mundo, ese que hasta el día de hoy hace lagrimear a los veteranos hinchas.

Pero yendo a lo legendario que se me transformó esa lectura, les dejo la leyenda que me “inventé” para mi solo.

Dice el gran Eduardo:

“…Pedro Rocha Se deslizaba como serpiente en el pasto. Jugaba con placer, regalaba placer: el placer del juego, el placer del gol.
Hacía lo que quería con la pelota, y ella le creía todo”.

A veces es preferible no haberlo vivido, que te lo cuenten así es mucho mejor. 
Que sea leyenda…

Pero como mi humilde cometido es contar lo que me pasa a diario en el kiosco, no voy a esquivar el bulto.  
La leyenda que se da en lo que cuento ahora no se si es verdad, por eso toma ribetes legendarios. Aunque mucho menos importante y valedero, pero a mi me dan ganas de contarlo, aunque va a ser difícil plasmarlo con palabras. 

Hay que verlo…

En mi faceta de canilla, cierto domingo en el reparto de diarios, me topé varias veces con una escena bastante sorprendente. 
La señora en la vereda de su casa, barriendo, escuchando boleros a todo volumen en una calidad de sonido que recuerda las películas mudas. 
Difícil de digerir y no se olviden que era los domingos recién salido el sol. Imaginen a los vecinos en las casas pegadas.  En la cuadra entera, bah. 
Era ensordecedor, insoportable…
Y no opino sobre la música para no herir sensibilidades. 

Pero a todo esto: ¿qué dice la leyenda?  ¿Qué tiene de legendario esto?  Si me apuran, nada, aunque el detalle que quedará sin comprobar y que ascendemos al nivel cuasi mitológico, es que parece que un vecino muy enojado y sin mediar palabra, se apersonó, se ganó al zaguán de la casa de la mala vecina, tomó contacto visual con el aparato sonoro (estaba ahí nomás) y le descerrajó varios disparos de arma de fuego. 

Se retiró sin saludar, parece…

Problema momentáneamente solucionado y leyenda redonda.


sábado, 14 de enero de 2017

Los veteranos

La franja etaria más veterana que recala en el kiosco es fundamental, desde mi punto de vista, ya que yo no pertenezco al barrio.  No nací ni vivo ahí, y las casualidades de la vida laboral me llevaron a un glorioso y fantástico barrio montevideano.
La suerte estuvo de mi lado y sigue hasta hoy, entrado el 2017.

El otro día, sin ir mas lejos, estuve "indagando" con un amigo con respecto a la historia de la parte comercial de la zona, ya que ese tipo vive ahí desde toda la vida y salió de casualidad el recuerdo de, por ejemplo, la cantidad impresionante de boliches que había por la avenida.
Dice que en una esquina había cuatro...
Alucinante...
Los boliches son la base de la idiosincrasia del montevideano, sin lugar a dudas.  Se discutía de todo.  Actualmente no es lo mismo, se sabe, pero algo queda...

Había otro habitué que contaba de la época de los cines.  Trabajó en varios.  La verdad que eso sí que es algo que no me lo imagino.  Por lo menos unos diez cines en pocas cuadras.
Nostalgia pura...

Cuando me cuentan historias de muchos años atrás, esas que bien vale la pena escuchar, pero que a veces dudo de su veracidad, sobretodo por la posible poca lucidez actual de quien la cuenta, la "compruebo" porque tengo un especial recuerdo de esas anécdotas y como generalmente me las vuelven a contar al tiempo, si me la narran de la misma manera, es fija que es verdad, y si le encuentro alguna diferencia grande, lo corrijo y ahí veo si en su relato hay cosas que no coinciden con su "primera versión".  Son tácticas.

Un viejo amigo, hincha de Peñarol, fue sucesiva y dramáticamente perdiendo la memoria.
Mal.
Cada vez más mal.
Pero escuché en sus tiempos de normalidad mental, muchas historias de esas que valen la pena.  De todo tipo.
No me voy a detener en ninguna en particular, pero sí en algo que no pudo nunca olvidar, aunque su mente estaba irremediablemente inútil.
Y me refiero a algo que en la actualidad es impensado y era decir de memoria y casi como un poema  la formación de grandes equipos de fútbol de antaño.
El mas recordado, el que realmente le movía el piso, el que nunca más volvió a existir algo parecido, era el famoso campeón de todo de la década del 60'.
 El Peñarol mas fantástico de la historia.  Ese que mi amigo, con lágrimas en los ojos mencionaba como si fuera algo que le devolvía el alma al cuerpo.
Esa delantera que tanta gloria le dio.

¡¡¡Abbadie, Rocha, Silva, Spencer y Joya!!!

Yo quedaba sin habla...  Lo que me perdí, atinaba a decir...

Pero cuidado, no solo el aurinegro estaba en su escuálido recuerdo.  Nacional, el rival de todas las horas, el otro gran glorioso de nuestro fantástico fútbol era también otro punto de lucidez final.
Por ejemplo: Castro, Ciocca, Atilio García, Porta y Zapirain.
Tremendo.
Había que respetar, sin dudas.

En fin, supongo que la memoria de esta gente hace a la historia misma de esa barriada fantástica.

Gracias por todo, muchachos.