viernes, 13 de marzo de 2015

Salpicón

Tengo varias cortitas.   Tendría miles, pero la gran mayoría las olvido, lo que demuestra que no soy escritor, ya que habría que tener la constancia de apuntar cada pequeña cosa que pasa a nuestro alrededor, que no es poco, y que sí es merecedor de ser recordado como corresponde, pero bueno, así son las cosas.

La primera que tengo para contar, es triste, si, triste.
En realidad es un recuerdo póstumo para un amigo que no está.  Y es muy simple.  Me prestó la obra maestra de la banda irlandesa U2, el archifamoso Achtung Baby de 1991.  Y cada vez que escucho sus temas en la radio, es imposible no recordar ese hecho, tan común, pero tan mágico, ya que la música es eso, magia pura, porque te transporta a hechos y épocas muchas veces ya olvidadas.  Y eso me pasa, justamente cuando escucho, por ejemplo One o The fly.
Pero a mi la que más me gusta y la que mas me genera recuerdo es So cruel...



Tengo cosas divertidas, por lo menos cuando me la contaron, fue desopilante para mi.  Hay que estar en ese momento para que sepan que no miento.
Un amigo se encuentra con otro amigo en común.
Día de invierno, bravo...
Surge la invitación:
-¿Tenés hambre?
-No, no...
Y acá aclaro: el que dijo "no, no" quiso decir "si, si", porque es un fulano que a veces anda mal puchereado, y, aunque ande bien puchereado, no desprecia la comida jamás.
-Mirá que tengo un guiso en casa que le vuela la bata.
-Bueno, ya que "insistís" .

En realidad, no le insistió, solamente le dijo una vez más, pero bueno, son detalles menores.
Se van...
Al rato, vuelven por el kiosco y les pregunto:
-¿Y, cómo estuvo eso?
-Muy bueno dijo el invitado.
-Con "barandas" era el plato que comió dijo el invitador.
-Ah, bueno, pero eso no es novedad.

En eso, cuando pensé que el cuento terminaba, me dice el anfitrión.
-Terminamos de comer y le digo ¿Querés tomar un café o un té que hay mucho frío?
-Bueno.  
-¿Qué querés?
-Té.
-¿Se puede saber porqué té y no café?
-El té es mas calentito.

Seguí laburando como si nada...


El día que retecharon el kiosco con chapas de zinc, para salvaguardar el interior de la lluvia, surgió un diálogo entre los techadores y un fulano, (entre miles que estuvieron ese rato opinando, aconsejando, proponiendo, ayudando y simplemente mirando la "obra"). 
Se instalaron dos chapas, o sea que a esa altura la mitad del trabajo estaba pronto.  Ahí fue cuando pasó el tipo más lúcido de todos los que habían desfilado y le dice a uno (antes aclaro que no pude comprobar la veracidad del diálogo, pero me aseguraron que fue cierto y en serio...)

Repito, iban instaladas hasta el momento dos chapas, o sea el 50% del trabajo ya estaba pronto.
Dice el fenómeno éste:
-Che, ¿quedó bien, no?  ¿Sabés  que bueno quedaría si le ponen cuatro chapas?...

¿Será cierto todo eso?


La última, por ahora, me surgió de casualidad cuando fui a entregar un diario.
Hay una casa bastante entrada en años, como tantas en Montevideo, de esas de paredes ásperas y grises.
Entonces, cierto día voy y me encuentro la casa pintada en colores vivos, muy linda.
Un cambio drástico.
Se le borraron de un día para el otro, años, décadas, siglos de gris triste y nostálgico acumulado.
Notable.
Miro un poco la fachada renovada y arriba del pretil, sobre un extremo, faltaba pintura.  No estaba la obra terminada, pero era muy poco lo que le faltaba.
Pensé, que raro, porque no le quedaba nada para completar el trabajo al pintor...

Quedó por esa, por supuesto...

Si no me equivoco, al otro día va el dueño de casa por el kiosco, ¡¡¡de bastón!!!
Y cuando le pregunto que le pasó, me cerró el círculo enseguida.
El tipo en un momento, subido a la escalera, se vino al piso, que de milagro no quedó cuadripléjico.
Me cuenta.
-Me resbalé de la escalera y en el aire, me prendí de los cables de luz, del contador, arañé las paredes, hice aleteos a ver si volaba, etc, etc.  No me maté de asco.

Obviamente, terminé entendiendo porqué no se había terminado la obra.




Acá, So Cruel...

https://www.youtube.com/watch?v=6snI72LGfP4