Campera de cuero, cadenas, pelo largo, pero desprolijo. Era un metalero venido a menos, trasnochado, muy mal aspectado.
Pero bueno, supuse que la noche fue brava y tuvo sus consecuencias...
Entonces, cuando se me acerca, y lo veo, lo reconozco.
Era un muchacho, cuarentón, supongo, a ésta altura, que hacía como diez años que no lo veía. En realidad, creo que lo vi pasar una sola vez, pero nada más, hasta el otro día...
Me acuerdo que cuando lo veía todos los días, porque se dedicaba "a la manga" y paraba a conversar, lo tuve que "llamar al orden" varias veces porque se ponía a mangar a los clientes. Mala imagen comercial si las hay. Ir a comprar y tener que dejarle la "propina" a un tipo que se instaló en la puerta de venta, era bastante irritante.
-Monster, ¿sale una chapita?...
Pero no era ni cerca un mal tipo, todo lo contrario. Por eso cuando lo saludé el otro día, me acordé de que se había conseguido a su chica por ahí, se había mudado con ella, se fue para otra ciudad a curtir su faceta metalera...
Me acordaba de casi todo...
Incluso, también me volvió a la memoria la vez que me contó que con otros compinches de él, una madrugada, por los alrededores del Mercado Modelo habían comido opíparamente una voluminosa cantidad de chorizos que habían comprado a un precio "razonable"...
Entonces me dijo:
-Anoche, compramos unos chorizos. ¿Sabés a cuánto estaba el quilo? ¡10 pesos! (Al día de hoy no serían mas de 30 mangos, menos de 1 dólar y medio, para que tengan una idea aquellos de otro país que lean ésto, como mucho, increíble)...
Creo que era un precio que solamente lo podía establecer alguien dedicado al abigeato de perros, nada más.
Y remata diciendo, -¿Sabés una cosa? No eran feos, aunque te parezca mentira...
-Me imagino que no, carne 100% de cerdo, sin dudas...
Su anecdotario siempre fue de ese tenor, decadente y oscuro.
Dije antes que me acordaba de "casi todo". En una le digo:
-De lo que no me acuerdo es de tu nombre
-Washington, me dijo y enseguida me cerró el personaje.
-¿Seguís haciendo rock?
-Claro que sí, a full con el metal, lo que te cuento, ya que estoy, es que no sigo con la mujer que te presenté, te acordás?
-Claro que me acuerdo, eran todo glamour y felicidad, bueno, no siempre funciona, eh?
-Y sí...
-Che, ¿Cómo se llama la banda?
-"Tren de metal"
-Tren de metal, impecable nombre, debe ser una aplanadora del rock pesado, bien ahí, me alegro. Ojalá la pueda ver algún día.
Le dí pa' adelante, como corresponde.
A todo ésto, termina abruptamente la conversación y vuelve a las "fuentes":
-Vo, 'cuchame, viste que estoy fisurado y me quedaron estas monedas, mirá, no tengo pa'l bondi y me tengo que ir.
-Ta' bien, no me extraña nada tu verso, tomá... Y le completé lo que le faltaba para el boleto.
Se alejó sin más, y siguió mangando en la esquina.
Una alegría volver a verlo.
Lo voy a homenajear como corresponde...