jueves, 6 de junio de 2013

El médico

La idea no es aprovecharme de la limitación intelectual de nadie, pero la anécdota merece contarse dada la "rareza" del caso (y del protagonista).
La escuela que adorna el telón de fondo del kiosco, aparte de las clases "normales", dicta cursos nocturnos para adultos, ya sea la escuela "común", para personas que no pudieron terminarla u otro tipo de cursos.
Un alumno adulto fue fortuitamente consultado sobre que estaba estudiando.
 Inflando el pecho y con orgullo contestó:
-Medicina .
-¿Ah, si?, mirá que bien, ¿y en que año estás?, le preguntaron con una naturalidad que daba miedo.
-En primero, contestó rápidamente.
-Bárbaro, le dijeron.
-Si, en algún tiempo voy a ser doctor, aclaró por las dudas.
-Claro que si, lo motivaron.
-Por supuesto que todavía falta, ¿no?, voy a primero de escuela.
-Ah, si falta un poco, si.
Lo animaron.  Le dieron pa delante.

Farmacia de turno

Domingo a las once de la noche...
-Señor, ¿una farmacia de turno?
Pienso  un poco...
-Si, a cuatro cuadras pa allá.
Y piensa y piensa, como si le hubiera dicho que estaba por salir el sol.
-Ah, ta.
Cuando le iba a decir, "chau, de nada", me dice:
-...porque me dijeron que había una abierta en Ariel y Sayago...
-¿Entendiste que hay una a cuatro cuadras?, le dije comprensible y amablemente, ya que lo vi medio nervioso y creo que pensó que esa dirección era cerquita y quería ir "a la segura".
-Bueno, ta, voy a esa a cuatro cuadras.
-Y si, obvio, chau, le respondí de manera un poquito soberbia.
Ahora sí se fue.
 ¿Si era cerca Ariel y Sayago?...
Y, mas o menos unas cuarenta y cinco cuadras de diferencia.
Estaba perdido, sin dudas.

El artista

Los artistas abundan.
Músicos, dibujantes, bailarines, actores, etc.
Al kiosco van varios.  Muchos.
Por ejemplo, un cliente se presentó como "publicista" y algo así como diseñador de todo tipo de cuestiones visuales.
Llevó (más de una vez) pruebas irrefutables.
Me acuerdo aquella vez que lo conocí...
Llega e intempestivamente me "ataca":
 -¿Querés comprar?  fue su método poco ortodoxo para ofrecer su "producto".
-¿Lo qué?, fue mi menos ortodoxa, aún, respuesta.
-Esto, soy diseñador, hago dibujos, mirá...  Te van a servir para maximizar tus ventas.
Me quedé mirándolo y observando la "obra".   Y ahí abundé en argumentos.
-No, no, gracias, muy lindo, pero ahora no.  No tenemos pensado invertir en una campaña masiva para maximizar las ventas.  Estamos en un techo que no pretendemos superar por el momento, dada la crisis internacional.  Nos encontramos abocados a la especulación en bonos del tesoro, así que por ahora lo tuyo va a tener que esperar.  En todo caso, no quiero pasar por encima del gerente de marketing, así que si querés, solicitale una entrevista. 
Sin mediar palabra, el derrotado artista se retiró.
¿Porqué negué la compra?
Como decirlo...
Parecía un dibujo hurtado de la clase de manualidades de alguna jardinera de por ahí; no se de que otra manera explicarlo.
Ese día debuté  en el consumo de medicamentos controlados.

martes, 4 de junio de 2013

Veneno

Cuando la pasta base "apareció", muchas cosas cambiaron...
En el paisaje montevideano empezaron a verse personas (generalmene jóvenes, pero también niños, veteranos y mujeres) que eran perfectamente identificables como adictos a ese veneno.
 Gente flaca, muy sucia, muy mal dormida (se de casos que han estado despiertos muchos días con sus noches, trillando, "juntando" peso tras peso y consumiendo sin parar).
Son personas que perdieron todo interés.  No tienen intención, ni siquiera de enamorarse.
Y ojo, porque no es un mal que padezcan los más pobres, no, no, es algo que si te atrapó, no importó de donde provengas.  Conocí gente de buen pasar, con casa , trabajo, estudios, etc, pero que la droga fue más fuerte y les arrebató la vida misma.  Así nomás...
Se los devoró por dentro.

El paisaje cambió demasiado.  Ahora son "zombis" y ladrones forzados.
La pasta base manda, los gobierna y depender de ella es lo único que les importa. 
Triste.