sábado, 13 de abril de 2024

Rutinario pero impensado

 Un kiosco concurrido como el que trabajo hace 27 años, debe ser uno de los negocios con la clientela mas heterogénea que se pueda llegar a imaginar.

Como ya he dicho, he hecho amistad con un sinnúmero de personas de toda índole.  Haciendo un mínimo de memoria, es impresionante la cantidad de rostros que se me vienen a la mente de gente que vi frecuentemente y que, dado su pasaje condicionado por el alquiler en ese barrio, de un día para otro, dejé de ver.  
Deben ser miles a esta altura en esa situación...
A su vez, los efímeros compradores, y los de siempre, pueden brindar un panorama extremadamente complejo y completo de una sociedad entera, en este caso la montevideana.
Es impactante como en minutos uno puede atender a un indigente y tras él, a un millonario que bajó de su 4x4.  El contraste espectacular de alguien que compra midiendo cada moneda, al impulsivo desmedido gastando mas de lo que precisa, a veces por anteponer eso mismo, un impulso. Para eso están los kioscos, justo es decirlo. Es un "servicio" indipensable para tales casos.  Incluso, no es poco habitual que el consumidor termine llevando lo que el vendedor quiere y no lo que el comprador fue a buscar.  Mérito del kiosquero, sin lugar a dudas.
Pero también están los padres que van con sus hijos, gastan fortunas en cigarros y timba, pero a la vez,  "machetean" unos pesitos para una golosina de su nene tentado frente a la vidriera, generando así la máxima impotencia que se le puede imaginar a un pobre niño.
Es muy común un domingo, o algún feriado, recibir gente que le surgió cierto imprevisto y "por las dudas" llegan a preguntar si tenemos tal producto.  Generalmente se trata de algo imposible de adquirir en un local comercial como éste.
¿Ejemplos?...
Bueno, no miento si digo que nos llegaron a pedir medio litro de querosén.  Increíble, ¿no?
¿Se le puede ocurrir a alguien la posibilidad de que en un kiosco se venda algún artículo de ferretería, de bazar, de marmolería, o de peluquería?.
Todo puede ser...
Si hay algo de lo que la gente carece es de vergüenza a la hora de consultar. 
Seguiremos recibiendo todo tipo de pedidos inesperados y trataremos estoicamente de resolverlos...

martes, 7 de diciembre de 2021

Memorias de un kioskero

Trabajo en un kiosco en la puerta de una escuela pública muy grande, ubicada en una avenida de Montevideo muy transitada.
Hace casi 25 años...
En todo éste tiempo he conocido una cantidad enorme de gente, de todos lo estratos sociales.
De todo.
Gente que se dedica a las más variadas actividades: profesionales, changadores, trabajadores del transporte, la construcción, prostitutas, ladrones, etc.
Lo que se pueda imaginar.
Conozco personas heterosexuales (supuestamente la mayoría), pero también conocí homosexuales, bisexuales, lesbianas, transexuales.
Extranjeros, como por ejemplo argentinos, brasileros, paraguayos, españoles, suecos, chinos, etc.
Y así podría seguir con todo...
Es notable, cuando dejo volar los recuerdos de tantas jornadas largas de laburo, la cantidad de caras que se me vienen a la memoria, gran cantidad de ellas que jamás volví a ver.
Muchos amigos, incluso, que deja el hecho de trabajar en un lugar como ese. Amigos que se fueron de éste país o de éste mundo. Suena obvio, demasiado obvio...
Pero me quiero detener primordialmente en esa hermosa y poblada escuela.
Quiero intentar plasmar la idea que resulta de ver crecer a esos niños. Quiero volcar la experiencia que deja ver tantos niños a la vez, como van moldeando el mundo que viene, porque muchos siguieron en la vuelta y muchísimos siguen saludando a la pasada. Pero la enorme mayoría nunca más volvieron.
Es tremendamente desconcertante, si vale la expresión, imaginarse la época de niño pequeño y ver lo que es actualmente esa persona. Es fantástico ver como esas niñas son madres, son maestras, son trabajadoras en alguna empresa, son profesionales, o desocupadas. Es impactante ver y recordar a esos pequeños y verlos hoy formando la masa que lleva el sustento a cada hogar, o que es trabajador de la construcción, o que estudió una carrera.
No es extraño, ya que he visto pasar miles por el kiosco que van a comprar su merienda de paso de la escuela.
Resulta obvio que ante tanta cantidad de gente se genere esa diversidad, es lógico, pero más allá de eso, lo dejo como algo que no me deja de sorprender hasta hoy y que por ende, resulta apasionante.
He sabido y he visto cosas tristes y muy feas, también. He visto casos de muchachos que cayeron en la droga y en mucho tiempo no han logrado revertir esa espantosa situación. Los conozco a varios de ellos. Es muy triste... Es muy triste saber que hay exniños que son ahora personas que delinquen, que han ido presos, e incluso supe algún caso de muchachos que fueron asesinados en momentos que robaban en algún lugar o que quedaron debiendo en la "boca".
Esos también fueron niños...
Lamentablemente también es tan obvio, que mencionarlo tal vez esté de más.
Pero la vida misma es un poco todo eso y mucho más que no estoy mencionando, pero que se ve día a día en ese lugar.
Las miserias, las maravillas...
Todo, todo en un espacio vital futurista y muy real.
En una escuela hay una sociedad futura en construcción permanente.
El tiempo y la memoria, han forjado en mi, un pedacito de historia de mi país, porque esos niños fueron y seguirán siendo los que seguirán acompañando mi labor diaria, y serán para bien o para mal el futuro y la fuerza de trabajo que mueva la sociedad. Esas personas anónimas en su gran mayoría, me han despertado la curiosidad por aprender más. Por comprender lo mucho que debemos apoyar al que está en la mala, pero también valorar el hecho de poder convivir con esa riqueza, que es la vida misma.
Es inagotable, por lo que mientras siga yo en ese kiosco, será una oportunidad casi única de verlo y de sentirlo.

miércoles, 29 de mayo de 2019

Dos "pequeñas cosas" en un día

No se cuanto tiempo voy a seguir trabajando en ese lugar...
Pero puedo afirmar, aunque cueste creerlo, que lo que va a durar para toda la vida, es el recuerdo de tantos pequeños momentos de tanta gente que vale la pena haber conocido.
Esto que voy a contar es mínimo, poquitito, algo incluso olvidable, pero que quiero señalar para intentar hacerme entender a lo que quiero llegar.
El que lo lea, podrá valorarlo según la sensibilidad de cada uno.
Aunque la sensibilidad es algo que no se puede medir, pero repito, son cosas que marcan y afirman lo que he dicho muchas veces: trabajar ahí es un honor, porque me siento afortunado de poder convivir con una realidad que me ha hecho conocer a tanta gente fantástica, de todo "tipo"...
Son dos pequeñas anécdotas, casualmente de el mismo día...
Son aquellas pequeñas cosas, como dice el poeta...

Llega un veterano hincha a muerte de Peñarol, aunque no puedo dejar de decir que me ha reconocido que goza mucho más con las derrotas de Nacional que con los triunfos del Carbonero, pero bueno, a veces lo pasional pasa a ser casi  patológico...

Saluda y me dice que hace unos días casi se muere.

-¿Qué te pasó?, le pregunto sorprendido, porque lo vi bien de aspecto...
-Tuve un problema cardíaco que casi me pasa "pa'l otro lado".  
Estuve internado tres días, pero el médico no me quiere operar porque dice que ya estoy muy viejo. Que me cuide...  
Tengo casi 88 años...
-Ah, bueno, si, tranquilo, cuidate, sobretodo mañana que juega Peñarol, a ver si ganamos, le digo para darle ánimo.
Se ríe y comentamos algo del partido.
Pasa un ratito y de golpe saluda para irse.

-Bueno, era para saludarte y decirte eso, para que supieras. Chau ...
-Chau...

Me quedé pensando...
Fue a saludarme casi que como una posible despedida, un tipo que conozco desde que estoy ahí y que se tomó la molestia de ir a verme.
Lo valoro mucho.   Me llena de emoción.  No es mucho lo que puedo seguir explicando.  No se si se entenderá...

Ya he dicho que el kiosco está en la vereda de una escuela muy grande montevideana...
Mañana y tarde escuela primaria y de noche, escuela para adultos, cursos y otras cuestiones educativas similares.

Conozco a un tipo, también desde que estoy ahí, hace más de veinte años, que hasta el día de hoy está en situación de precariedad.  Situación idéntica que desde que lo vi por primera vez.  Pareciera que el tiempo no ha pasado para él.
Nunca tuve un intercambio de palabras...
Nunca un saludo...
Nunca nada de nada...

Hace poco, muy poco, me habló por primera vez.  Le conocí la voz.
Me preguntó por la escuela.  Quería estudiar.

Y empezó a estudiar...

Deja su carro y su perro afuera (que lo espera respetuosamente en la puerta) y va y estudia. 
A los días le pregunté como le estaba yendo.
Lo vi contento.
Me dijo que "hasta sabe leer y escribir" porque cuando era chico nunca faltaba a la escuela.  Incluso se acuerda de una vez que se hizo la rabona y del enojo de su maestra.

Tal vez se abra una posibilidad de que alguien pueda recuperar algo del tiempo injustamente perdido...

Y también me quedé pensando en la grandeza de algunas "pequeñeces".
Esa persona tremendamente postergada, sola, sin nada material, sin sustento, no perdió aún algo: la dignidad.
No puedo, no sabría que más agregar.



jueves, 14 de marzo de 2019

Cliente perdido

Mañana de domingo en el kiosco...

Tranquilo, tomando mate, escuchando rock en la radio, mirando para cualquier lado y no mirando nada.  Serenidad  absoluta, tan patente que casi ni siquiera circulaban vehículos por la popular avenida.
Esa calma que un fin de semana, aunque de trabajo, permite tomarse ciertos tiempos de ocio que no sería posible de lunes a viernes...

Dicho ésto, pasa lo inesperado, lo inverosímil, lo incompatible con el mundo real. 
Se apersona un señor entrado en años, justo es decirlo, (agrego que los días desolados es cuando por algún extraño suceso cósmico y paranormal, se dan las apariciones de sujetos de dudoso equilibrio existencial, esto dicho con el mayor de los respetos).
Entonces, si el "cliente" (las comillas son puestas para ilustrar al individuo en cuestión) en una misma frase, sin mediar saludo me dice de corrido tres frases entrelazadas y totalmente inconexas, disociadas, incompatibles, incoherentes, desenchufadas, desconectadas...

Pregunta-pedido-afirmación:

-¿Barcelona pertenece a España?, 
-¿Me darías los números del 5 de Oro?,
-...porque Colón nació en Génova...

¿Estamos ante un caso de que tipo?, me pregunto...
No es por querer buscarle patologías a nadie, pero no se me puede decir que es algo normal y saludable para un kiosquero, enfrentarse ante eso sin anestesia y con la bombilla en la boca.
Por suerte no me acuerdo que tema sonaba en la radio, porque escucharlo otra vez me traería recuerdos indeseables. 
Eso sí, el mate ya no fue lo mismo.

Para colmo, otro día, ese sí a dos manos trabajando, que venga el mismo tipo, al mismo comercio, donde se vende básicamente cigarros, golosinas, se levanta quiniela y poca cosa más, a  preguntarme si vendo pan de molde, ¿qué más se puede agregar? Supongo que debo atenderlo como cualquier otro cliente, pero créanme, no es fácil.
En todo caso, lo dejo para la reflexión y la compasión colectiva. 
Hacia mi...


lunes, 5 de noviembre de 2018

Anduvo Roger por Montevideo

¿Te gusta el rock?, fue la cortante, inequívoca, ineludible y concreta pregunta que alguien me hizo un día cualquiera en la ventanilla del kiosco.
Si, claro, fue mi lacónica y seca respuesta. 
Entonces, al haber dado el okey, me empezó a tararear sin más preámbulos y en un inglés defectuoso (me di cuenta a pesar de no saber casi nada del idioma) el estribillo del famoso tema llamado coloquialmente "The wall" de Pink Floyd:

-"We don´t need no education..."

Y me dice que tuvo la suerte de ver hace como 25 años a la propia banda en vivo en un estadio de béisbol en Nueva York.  Deliraba cuando recordaba ese suceso. 
Yo, un poco distante a su euforia, no por no creerle, sino porque no conocía al tipo.  Hay tanto loco suelto, pero después me acordé que algunos locos son los mejores para volar la mente y entonces me empecé a "interiorizar" de sus andanzas fuera de frontera.
Es un personaje que está prácticamente en situación de calle, cuida coches, abre la puerta de los taxis...
Dice que vivió como 20 años en Estados unidos y no aprendió el idioma...
-¿Pero como puede ser que no sepas decir nada?, fue mi lógica y predecible pregunta.
-No, no, yo vivía "fisurado", mucho porro, heroína...
-Bueh... la dejé ahí.

No puedo discernir una idea de muchas cosas de lo que me cuenta (o de lo que no me cuenta) ya que irse así y también ser un tipo "en banda" allá, igual que acá, es difícil de entender, pero bueno, no vale la pena juzgar algo a lo que le faltan una cantidad de elementos para intuir una explicación.

La certeza que tengo, es que el rock le transmite y le devuelve mucho de lo que le falta. 
Smoke of the water de Deep purple y su legendario y eterno riff de guitarra también está dentro de su escueto repertorio.
Miss you de los Rolling Stones lo hace retrotraer a sus travesuras por el Central Park neoyorkino.
Aunque la banda que le vuela la cabeza de manera peligrosa es Led Zeppelin.  Le falta llorar cuando le hacemos escuchar Stairway to heaven...

A todo ésto, me empezó a gritar a la pasada "Pinky".
Yo igual.
Él no sabe mi nombre, yo no se el de él, pero el diminutivo "cariñoso" salido del nombre de la banda de Syd Barrett primero y de Roger Water, David Gilmour y compañía es nuestro mutuo seudónimo...

Hablando del exlíder de la banda inglesa, estuvo por Montevideo en estos días...
Cuando "Pinky" se enteró, como un año antes de su venida, empezó a contar los días...
Pero él (y yo también) sabíamos que no iba a poder ir a verlo, por muchas razones y el sentido común me decía que la principal era la económica.

Pasó Roger...

Al otro día del show, le hice escuchar un audio que me mandaron (yo tampoco fui). 
Esos segundos de  Wish you were here que sonaron en Montevideo pocas horas antes, lo hicieron una vez más el tipo más feliz del mundo y no necesitó haber ido a su concierto.
Sabía que un ídolo había andado cerca haciendo de las suyas.

Se fue por esas veredas gritando al cielo...

No se cual es la definición de la palabra FELICIDAD, eso que lo explique otro, lo dejo para la filosofía, pero que mi amigo sintió una alegría inmensa, no tengo dudas.
¡¡¡Con que poco somos capaces de ser felices!!!

Nos vemos Pinky...


Acá, un video grabado por el público montevideano, en el recital de Roger Waters, donde se ve a un grupo de niños del INAU haciendo la coreografía para el tema "The Wall".  Fantástico...